martes, 15 de junio de 2010

La suerte

Perdonad que ayer no publicara. Pero estaba intrigado. Pérsebvi se estaba jugando el futuro, y, de hecho no ha terminado todavía, pero parece que estamos en ese tiempo que va después de la prórroga pero antes de los penaltis. La expectación es máxima, y la tensión aún mayor. Su destino puede cambiar para siempre entre ayer, hoy y mañana.

De momento, se podría decir que ha pasado al último nivel del juego. Va bien, muchas vidas no le sientan mal a nadie. Ni siquiera a dos amigos que estén enfrentándose, el que pierde se alegra por el que gana. Os puede resultar extraño si pensáis en alguien al azar. No hagáis así. Pensad en dos amigos, ahí está la clave. Amigos. Cualquiera no es un amigo.

Pero bueno, que me desvío del tema. Como os decía, Pérsebvi se estaba jugando el futuro, y además tiene mucho a su favor. Sin embargo, las inclemencias están aumentando de forma casi exponencial. Brutalmente. Todavía no ha llegado el momento crítico, pero llegará un momento en el que, si ha conseguido ganar, todavía tendrá que enfrentarse a su mayor enemigo. Afortunadamente, la normalmente neutral suerte se puso ayer del lado de nuestro personaje. Sí, esa impredecible compañera de viaje que nos acompaña a todos, que igual puede salvarte la vida que traicionarte y asestarte un sablazo por la espalda. Esa. Su ayuda ha sido inefable, casi más que la mente de Pérsebvi. ... Qué tontería, no es inefable. Pero sí son muy difíciles de encontrar esas palabras que la puedan describir algo fielmente.

De todas formas, la traición está potencialmente en la suerte. Así que todavía no se puede decir nada. De poco sirve llegar al último nivel del juego y caer derrotado. Un high-score, a lo mejor, pero no más. Necesario para ganar, pero insuficiente. Esperemos que la suerte no se ponga en contra de Pérsebvi ahora, que se quede neutral si quiere, pero que no traicione, no por esta vez. Demasiado importante como para volver a permitírselo.

La suerte... esa gran desconocida. De ella puedes decir cualquier cosa, yo qué sé, "están todos locos", y tenerla de por medio. Hasta en "mi coche es verde". Cualquier cosa que se os ocurra.

No diré más por hoy, sigo expectante por el último enfrentamiento. Todavía no ha sucedido, pero falta muy poco. Demasiado poco. Confiemos en la estupenda mente de Pérsebvi.

Y no, mi coche no es verde, pero sí, todos están locos. De ahí lo bueno de la vida.

:)

lunes, 7 de junio de 2010

Ayer, un día feliz

Podría parecer paradójico por el título, pero a Pérsebvi ayer le remataron los cachos del corazón que todavía pedían clemencia. Y ése fue precisamente el motivo: pedir clemencia. Jamás pensó que alguien podría llegar a ser tan idiota; y sin embargo, se dio cuenta de que nadie es idiota. En efecto, nadie es idiota... y ya. Quien es idiota es idiota con alguien, no "idiota" simplemente. Pérsebvi se dio cuenta de que ella le consideraba idiota con ella, de quien apenas conocía su nombre. Pero lo único que había sacado en claro de la chica con la que mayor conexión espiritual había conseguido en su vida, fue terminar considerándola a ella también idiota con él. ¿El motivo? Ser considerado idiota con ella. No os perdáis (aunque probablemente ya os hayáis perdido), es filosofía, podéis leerla con más detenimiento luego. Si queréis.

Pero eso no contribuyó a que Pérsebvi no tuviera un día feliz, a pesar de que tuvo motivos suficientes. Necesitaba desahogarse, y se dio cuenta esta vez de que estaba actuando como un completo desequilibrado irrespetuoso, pobre gente. Pobre. Sin embargo, la música amansa a las fieras. Eso dicen. Es posible. O no. Quién sabe. En este caso funcionó, pero nunca se sabe. La música de dos fagotes levantó el ánimo a una perdida cuerda de violín. ¿Demasiado abstracto? Lo siento, era sólo una metonimia. Aunque os podéis ir preparando, va a haber mucha abstracción en lo que queda de blog. Empecé apenas una entrada, pero ya os habéis podido perder dos veces. Nada que el sonido de un clarinete no pueda resolver.

...

¿Otra vez? Bueno, mi mente es complicada, aunque bastante previsible algunas veces. Sólo hace falta conocerme. El tiempo que se tarde es otra cuestión. Más complicada, seguramente. Podría decirse de mí que soy racionalista; y sin embargo, con demasiados atisbos de vehemencia. No, no soy racionalista. O eso creo. De Pérsebvi se puede decir lo mismo. Es una mente gemela, podría decirse que incluso otra parte de la misma mente. Si buscáis a un racionalista, René Descartes va que chuta. Si buscáis a un empirista... Bueno, hay dos opciones. Siempre está David Hume, pero Diego no se queda atrás.

Es probable que nunca hayáis oído hablar de él. Muy probable. Lógico, no es ni siquiera mayor de edad, razón por la cual no desvelo más que su nombre. Aunque ya quisiera él. Y en cambio una magnífica teoría filosófica, un tanto burlesca, bastante cómica, pero verdadera en cuanto a su vida. Ayer inauguró también él su blog. Y allí expuso su teoría. Al menos, el principio. Podéis visitarlo, os echaréis a lo mejor unas risas, y sin embargo la mayoría de las cosas son veraces. Así es él. Conocedlo si queréis: http://blogcreadoparasuperaralsuperdotado.blogspot.com/.

La vida de Pérsebvi sigue fluyendo, más o menos como todas las vuestras. Y la mía también. Ya atrás queda aquel blog "deportivo" para los aficionados a un juego de Internet. Podéis visitarlo, si queréis, aunque está en ruinas. Es mi pasado, un pasado feliz. Aparentemente. Sin embargo, ayer sí fui feliz, como Pérsebvi. Realmente. Que se prolongue durante mucho tiempo, no depende de nosotros. Bueno, sí, sí que depende de nosotros. Pero allá vosotros. Si nos influís de alguna manera, podéis adelantar o retrasar ese tiempo. De momento, os dejaré intentando descifrar algo de lo de antes, si no lo habéis descifrado ya. Creo que no. Nunca lo descifraréis. Sólo una persona puede, quizá dos o incluso tres. Pero no ahora.

Nadie más.